
SOBRE NOSOTROS
El club de cine Kopenoty Se creó con la misión de brindar una plataforma de expresión y reflexión sobre la vida y la cultura de los pueblos indígenas. Nuestro equipo está compuesto por miembros de la comunidad indígena y cinéfilos, todos dedicados a promover la diversidad cultural y fortalecer las voces indígenas en el cine.

FOTO : Vitor Santana
MISIÓN VISIÓN OBJETIVO VALORES
Misión : El Cineclub Kopenoty, ubicado en la Aldea Kariri de Brasilia, busca promover la diversidad cultural y visibilizar las problemáticas de los pueblos indígenas. El espacio proyecta películas que abordan temas como la exploración y demarcación de tierras indígenas, las dificultades y los logros del deporte indígena, documentales sobre mujeres indígenas y la unidad femenina en las aldeas, así como la sostenibilidad y la espiritualidad.
Objetivo : El objetivo principal del Cineclub Kopenoty es promover la diversidad cultural indígena y abordar temas de gran relevancia para estas comunidades, como la lucha por la tierra. Además, el cineclub se dedica a difundir el cultivo de plantas indígenas a través del cine y a empoderar a las comunidades indígenas.

Visión : El Cineclub Kopenoty es un espacio dedicado a la proyección y debate de películas, con especial atención a producciones que a menudo no tienen cabida en el circuito comercial. Su visión es promover la diversidad cultural y cinematográfica ofreciendo una plataforma para películas independientes, clásicos y obras de cineastas emergentes.
Diversidad cultural : Celebramos y promovemos la riqueza de las culturas indígenas, valorando sus historias, tradiciones y perspectivas únicas a través del cine.
Inclusión : Creamos un espacio acogedor y accesible para todos, donde las voces de los pueblos indígenas son escuchadas y respetadas.
Sostenibilidad : Estamos comprometidos con prácticas sostenibles que respeten y preserven el medio ambiente, reflejando la relación armoniosa de los pueblos indígenas con la naturaleza.
Autonomía : Fomentamos la realización cinematográfica autónoma por parte de las comunidades de las Primeras Naciones, garantizando que tengan control sobre sus propias narrativas.
Educación : Promovemos la concienciación y la educación sobre las cuestiones de los pueblos indígenas, utilizando el cine como una poderosa herramienta de aprendizaje y reflexión.
Respeto : Mantenemos un profundo respeto por las culturas y tradiciones de los pueblos indígenas, reconociendo su importancia y contribuyendo a su preservación.
FOTO : Maëlys Vézir
HISTORIA DEL TERRITORIO
La Comunidad de los Pueblos Indígenas Bananal surgió en el Distrito Federal tras la ocupación de los pueblos indígenas Fulni-ô, quienes se trasladaron para trabajar en la construcción de la capital en 1957. La región que hoy constituye el Distrito Federal estuvo habitada por pueblos como los Jê, Xavante, Xerente y Xacriabá. Tras la llegada de los portugueses, la región centro-oeste se convirtió en un refugio para indígenas y negros que huían de la esclavitud. El 21 de abril de 1960 marcó la inauguración de Brasilia. En la década de 1970, las familias Tuxá y Fulni-ó establecieron su residencia permanente allí y comenzaron a formar una comunidad multiétnica. En 1986, las primeras familias Kariri Xocó llegaron al Santuario de Pajé. La lucha por la regularización y demarcación de tierras en el Santuario dos Pajés tuvo hitos importantes, como la apertura de un proceso con la Funai en 1995, que finalmente desapareció, y la creación de movimientos de resistencia, como el "Movimento Santuário Não se Move!", en 2006. La zona fue blanco de varios conflictos que involucraron a Terracap (Inmobiliaria de Brasilia), el Gobierno del Distrito Federal y las comunidades indígenas.
Varios reconocimientos antropológicos reconocieron la presencia de pueblos indígenas en el Santuario, pero la resistencia de las autoridades y los intereses inmobiliarios impidió el reconocimiento oficial del territorio como territorio indígena. En 2011, el Santuario sufrió invasiones y deforestación, lo que provocó protestas de pueblos indígenas, estudiantes y ambientalistas. La batalla legal continuó hasta que, en 2013, los tribunales finalmente reconocieron el Santuario como territorio indígena tradicional.

FOTO : Vivian F.Scaggiante
Además, el impacto ambiental del desarrollo urbano, incluyendo la deforestación y la contaminación de las zonas aledañas, agrava aún más la situación, poniendo en peligro la preservación del territorio y los recursos naturales esenciales para la supervivencia de la comunidad. La indiferencia hacia la salud y el bienestar de las familias de los pueblos indígenas, evidenciada por la destrucción de espacios sagrados y medicinales, refleja una falta de respeto por sus tradiciones culturales y su forma de vida. En medio de estos desafíos, la comunidad mantiene la esperanza de que se logre la demarcación definitiva y de que el Santuario de los Pajés sea respetado como territorio tradicional y sagrado. Sin embargo, la lucha por la tierra va más allá del espacio físico: es una lucha por preservar la identidad, la cultura y la espiritualidad de los pueblos indígenas que se mantienen firmes en la defensa de sus derechos. Un acuerdo firmado entre Terracap (Inmobiliaria Brasilia) y los pueblos indígenas Kariri-Xocó y Tuxá, en octubre de 2014, prevé la reubicación de estas comunidades en un área de 14 hectáreas cerca del Sector Noroeste, fuera del territorio original del Santuario de los Chamanes. A cambio, las familias de estos grupos étnicos aceptaron la construcción de viviendas en el área recién designada, abriendo así espacio para la expansión inmobiliaria en el Sector. Este acuerdo fue aceptado por algunas de las comunidades Kariri-Xocó y Tuxá, quienes decidieron abandonar el Santuario de los Chamanes. Sin embargo, otros grupos indígenas, como los Fulni-ô Tapuya, Tuxá y Tupinambá, se negaron a revisar el acuerdo. Reafirmaron su intención de permanecer en su territorio tradicional, argumentando que el Santuario de los Pajés es tierra sagrada y que su demarcación debería ser reconocida oficialmente.